Tira esta manta verde, hazme una nueva, téjeme una que me cubra la desnudez con la que me enfrento a este mundo, a mi fantasma. Aparece, transfórmame y no desaparezcas nunca. Reinventa lo que siento y hazlo tuyo. Te necesito.
Sólo hazlo: devora mis recuerdos con ansia, sin límites. Mientras tanto yo intentaré reducir a cenizas algo que no puede quemarse, que nunca pudo tocarse.
Muerde la manzana y sé tú el pecador. No se trata de la carne, ni siquiera del sudor impregnado en las sábanas de seda. No es por las marcas de tu espalda, ni por el vaho que hay en las ventanas, que se va deslizando en forma de gotas de agua para recordarnos la lluvia de aquel verano… Es porque lo has hecho, porque lo eres, porque ahora somos.
Con el último suspiro te confirmo que ya está, que el fantasma ha desaparecido, que ya no llevo las cadenas. Con brillo en las pupilas y las mejillas aún encendidas te pido, te ruego, te suplico…
…no me sueltes nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario